En Valencia ya estamos más que acostumbrados a la obra de Santiago Calatrava. De hecho, el viejo cauce del río Turia se ha convertido en un parque temático, con todos sus monumentos apelotonados unos tras otros sin orden ni concierto. Pero si lo vas cogiendo por partes, hay que reconocer que se deja fotografiar.
Esta es la tercera ópera a la que asisto en el Palau Reina Sofía. "Las Walkirias" y "Turandot" las vimos en la platea, pero este año nos ha tocado en el tercer piso. En algo se tenía que notar la crisis. De todas formas no me quejo, porque desde las alturas he podido hacer estas fotos y la visión del escenario era más que buena.
El alicatado "trencadis" de las paredes no me convence demasiado. Es un poco rollo sauna.
La orquesta afinando después del primer acto. Son muy buenos.
La arquitectura muy cyber. La orquesta y la acústica excelentes. El cava y los canapés deliciosos. Pero el espacio entre butacas es una puta mierda. Ya sea en la platea como en el gallinero o los palcos. Y la pantallita del traductor simultáneo la tienes superbajita, casi en el culo del asiento de delante. ¿En qué pensabas, Santiago, en un público de gnomos?
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