Estas son el tipo de noticias que a uno le reconfortan. Ayer empezaba el ruido mediático, pero hoy ha sido el no va más.
Esta entrada va dedicada a la protagonista de los telediarios de la jornada y en la que me voy a ahorrar el respeto que no se merece semejante tiparraca.
Aaaaiiinnnsss! Mira lo que te ha pasado por tener la boca tan grande, bonita. No se puede estar en misa y repicando; bueno, en tu caso mamándola. Mamándola con esa boca taaan grande que tu dios te ha dado. Quién lo iba a pensar con esa carita de rancia puritana que tienes. Tú, tan devota y cristiana, que te has llenado esa boca viperina comparando el abuso de menores con la homosexualidad, calificándola de enfermedad curable (y seguimos con lo mismo, por favor) Tú, abanderada de la moral conservadora y las buenas maneras, que te atreviste a criticar a Hillary Clinton por perdonar los cuernos que le puso su marido. Tú, que aludes a la Biblia a las mínimas de cambio... mira cómo has acabado. Comiéndote los mocos y al borde del suicidio, incapaz de afrontar el escándalo y la ignominia de tus actos. Una reacción nada cristiana, en tu caso. Aaaaiinnnnsss!!! Parafraseando uno de los que deben ser tus refranes favoritos: "A cada cerdo le llega su San Martín". Y a ti te ha llegado el tuyo. Estás podrida, cari. A mi, como gay, me molestas sobre la faz de la tierra con tu hipócrita mojigatería; y no sólo deben destituirte a ti y a tu marido, deberían echarte a patadas de la Unión Europea. Tú sí que eres A-B-O-M-I-N-A-B-L-E, Iris Robinson.
Para quien no sepa de qué hablo, aquí dejo un enlace con los detalles de la historia:
Ah, por cierto, mira que es odiosa la cancioncilla de Simon & Garfunkel, yo más que comparar la historia de Iris con la película "El Graduado", la rebautizaría como "El carnicero, el ministro, su mujer y su amante"...
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