Después de darnos un atracón de tempura japonesa, Fernando y yo nos hemos ido a ver la exposición "La Gloria del Barroco", que profundiza en el barroco valenciano a través del edificio del Almudín y las tres primeras parroquias de la ciudad. No es que hayamos sufrido un arranque de beatería, es que nos gusta el dorado más que a las gitanas.
No permitían hacer fotos, pero nosotros las hicimos a hurtadillas sin el flash, que quedan de lujo con estas maravillas de cámaras digitales. De los cuatro sitios en los que estuvimos, tan sólo nos pillaron en uno, y fue debido al soniquete que hace la Canon al disparar.
Desde lo alto del presbiterio. Estuvimos bromeando en un tono jocoso que éramos dos maricas que nos habíamos ganado el cielo.
Muy aseado todo con la rehabilitación.
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